Teoría del Aprendizaje Social de Bandura

Albert Bandura
Nació en 1925 en Canadá.
Doctorado en Psicología de la Universidad
de Columbia en 1949.
En 1953 empieza a dar cátedra en
Universidad de Stanford.
Fue presidente de APA en 1973.
Se mantiene activo en Universidad.

Albert Bandura ha elaborado una teoría del aprendizaje en la que a partir de los conceptos de refuerzos y observación ha ido concediendo más importancia a los procesos mentales internos (cognitivos) así como la interacción del sujeto con los demás.
Inicialmente llamada teoría del aprendizaje social, pasa a denominarse Teoría Cognitivo Social a partir de los años 80.
Con esta Teoría Cognitivo Social, Albert Bandura trata de superar el modelo conductista; al presentar una alternativa para cierto tipo de aprendizajes.
Bandura acepta que los humanos adquieren destrezas y conductas de modo operante e instrumental, rechazando así que nuestros aprendizajes se realicen, según el modelo conductista. Pone de relieve cómo, entre la observación y la imitación, intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no.
La observación e imitación en los niños pequeños toman como modelo a los padres, educadores, amigos y hasta los héroes de televisión.
La expresión "factores cognitivos" se refiere a la capacidad de reflexión y simbolización así como a la prevención de consecuencias basadas en procesos de comparación, generalización y auto evaluación.
En definitiva el comportamiento depende del ambiente así como de los factores personales (motivación,
atención, retención y producción motora).
El muñeco Bobo: teoría del aprendizaje social
El experimento del muñeco Bobo es seguramente la investigación sobre las conductas de imitación más famosa de los que haya realizado Albert Bandura.
Esta investigación se llevó a cabo en 1961 y consistió en hacer que varios niños vieran una película y otros, no. En ella se mostraba a varios adultos agrediendo tanto física como verbalmente a un muñeco hinchable, llamado Bobo. A continuación, tanto los niños que habían visto el filme como aquellos que no eran llevados a un cuarto en donde se encontraba Bobo. Los niños que habían visto el vídeo se comportaban de forma similar a como lo habían hecho los adultos, siendo violentos con el muñeco.
De acuerdo a Bandura, los efectos de los procesos vicarios pueden ser tan amplios y significativos como los efectos del aprendizaje directo. Los procesos simbólicos pueden originar la adquisición de respuestas nuevas.
Todas estas variantes permitieron a Bandura establecer que existen ciertos pasos envueltos en el proceso de modelado:
1. Atención. Si vas a aprender algo, necesitas estar prestando atención. De la misma manera, todo aquello que suponga un freno a la atención, resultará en un detrimento del aprendizaje, incluyendo el aprendizaje por observación. Si por ejemplo, estás adormilado, drogado, enfermo, o nervioso, el aprendizaje disminuye. Igualmente ocurre si estás distraído por un estímulo competitivo.
Alguna de las cosas que influye sobre la atención tiene que ver con las propiedades del modelo. Si el modelo es colorido y dramático, por ejemplo, prestamos más atención. Si el modelo es atractivo o prestigioso o parece ser particularmente competente, prestaremos más atención.
Y si el modelo se parece más a nosotros, prestaremos más atención. Este tipo de variables encaminó a Bandura hacia el examen de la televisión y sus efectos sobre los niños.
2. Retención. Segundo, debemos ser capaces de recordar aquello a lo que le hemos prestado atención. Aquí es donde la imaginación y el lenguaje entran en juego: guardamos lo que hemos visto hacer al modelo en forma de imágenes mentales o descripciones verbales.
Una vez "archivados", podemos hacer resurgir la imagen o descripción de manera que podemos reproducirlas con nuestro propio comportamiento.
3. Reproducción. En este punto, podemos decir que estamos soñando despiertos.
Debemos traducir las imágenes o descripciones al comportamiento actual. Por tanto, lo primero de lo que debemos ser capaces es de reproducir el comportamiento. Puedo pasarme todo un día viendo a un patinador olímpico haciendo su trabajo y no seré capaz de reproducir sus saltos, ya que ¡no sé nada de patinar! Por otra parte, si pudiera patinar, mi demostración de hecho mejoraría si observo a patinadores mejores que yo.
Otra cuestión importante con respecto a la reproducción es que nuestra habilidad para imitar mejora con la práctica de los comportamientos envueltos en la tarea. Y otra cosa más: nuestras habilidades mejoran ¡aún con el mero hecho de imaginarnos haciendo el comportamiento! Muchos atletas, por ejemplo, se imaginan el acto que van a hacer antes de llevarlo a cabo.
4. Motivación. Aún con todo esto, todavía no haremos nada a menos que estemos motivados a imitar; es decir, a menos que tengamos buenas razones para hacerlo. Bandura menciona un número de motivos:
- Refuerzo pasado, como el conductismo tradicional o clásico.
- Refuerzos prometidos, (incentivos) que podamos imaginar.
- Refuerzo vicario, la posibilidad de percibir y recuperar el modelo como reforzador.
Nótese que estos motivos han sido tradicionalmente considerados como aquellas cosas que "causan" el aprendizaje. Bandura nos dice que éstos no son tan causantes como muestras de lo que hemos aprendido. Es decir, él los considera más como motivos.
Por supuesto que las motivaciones negativas también existen, dándonos motivos para no imitar:
- Castigo pasado.
- Castigo prometido (amenazas)
- Castigo vicario.
Como la mayoría de los conductistas clásicos, Bandura dice que el castigo en sus diferentes formas no
funciona tan bien como el refuerzo y, de hecho, tiene la tendencia a volverse contra nosotros.
Referencias:
Lacal, L. (2009). "TEORÍAS DE BANDURA APLICADAS AL APRENDIZAJE". Innovación y Experiencias Educativas. DEP. LEGAL: GR 2922/2007. pp. 1-8